«La decisión no fue fácil, pero ahora me he comido mis palabras»

Jaione Leibar (Eibar) abrió Ikale Consulting hace ya ocho años. Durante ese tiempo, aunque fuese brevemente, también estuvo trabajando por cuenta ajena, pero desde 2020, dedica el 100% de su tiempo a Ikale. Ahora trabaja desde la incubadora de Debegesa.

1- ¿Cómo se te ocurrió la idea de crear Ikale? ¿Alguna vez has querido trabajar por tu cuenta?

La verdad es que nunca. Yo empecé a trabajar con subvenciones en otra empresa y me gustó. Lamentablemente, la empresa cerró y me quedé en el paro. Empecé a buscar trabajo y como en ese momento no me contrataba nadie, decidí contratarme yo a mí misma. Mi idea era empezar a trabajar de autónoma, para que, de esa manera, vieran que estaba haciendo algo cuando iba a las entrevistas. Después, al encontrar trabajo, mi intención era dejarlo. Así fue cómo nació Ikale.

El año pasado, en marzo, me llamaron de una empresa para empezar a trabajar. Al principio me costó tomar la decisión porque estaba a gusto trabajando como autónoma, pero no podía rechazar aquella oferta. Finalmente, decidí dejar aquel trabajo y pasar de nuevo a ser autónoma. El trabajo allí no me motivaba y echaba de menos trabajar por mi cuenta.

2- ¿Qué aspectos positivos y negativos tiene el emprendimiento?

Lo malo de ser autónomo es que tienes que sacar tú el trabajo. Por eso mismo, no tienes un horario fijo, tienes otras obligaciones… Pero también tiene beneficios: no tienes jefe, puedes trabajar el número de horas que quieras, tienes libertad para la conciliación familiar… Además de eso, al empezar a trabajar con empresas, al menos en mi caso, les coges cariño. Igual es mi forma de ser, pero una vez que te pones a trabajar, te cuesta dejarlos. Yo creo que por todo eso sigo trabajando por mi cuenta.

3- ¿Qué es exactamente lo que hace Ikale?

Tramito subvenciones, sobre todo para empresas industriales. Estas ayudas son fundamentalmente de innovación, internacionalización, digitalización e inversión. También he tramitado ayudas de KIT digital. La tramitación es la totalidad de los pasos desde la solicitud hasta la justificación. Cuando una empresa tiene que hacer un proyecto, me llama para preguntarme por las ayudas que existen. Yo las busco y después, las gestiono, es decir, hago la solicitud, el seguimiento y, si finalmente ha sido aceptada, realizo la justificación.

4- ¿Cuál es tu objetivo a corto plazo?

Mi objetivo es seguir trabajando con las empresas. Casualmente ahora tengo que ayudar a una comunidad de vecinos, pero a mí me gusta más trabajar con empresas, porque me siento más cómoda. Además, tengo la intención de contratar a otra persona para tareas de administración. Por otro lado, por ejemplo para la comunicación, tampoco suelo tener mucho tiempo. Veo la necesidad de otra persona más, no para una jornada completa, pero sí para ayudar en estas cosas.


5- ¿Cuál es tu valor añadido?

Yo creo que es la cercanía. Quiero que las empresas sientan que yo soy una más de su plantilla. Me gusta conocerlos, hablar con ellos, tener una relación cercana… y luego dar una respuesta lo más rápido posible. Yo creo que eso, la cercanía con las empresas, sería la diferencia respecto a con los demás.


6- ¿Qué recomendación le darías a alguien que está dudando ser emprendedor?

Le diría que lo intente. Tiene un montón de cosas que aprender. No voy a negar que trabajar por cuenta ajena no te aporta cierta tranquilidad. En ese caso, a final de mes siempre cuentas con un sueldo. Pero al trabajar como autónomo y tener más obligaciones, se aprende mucho más que trabajando para otra persona. Así, además, te vuelves más profesional. Yo noto que tengo más soltura o habilidad desde que empecé a trabajar por mi cuenta. Tiene aspectos negativos, como he dicho antes, pero hay que hacer una valoración. Por intentarlo no pierdes nada. Cuando empiezas tienes la sensación de que estás solo, pero hay un montón de asociaciones para emprendedores, por ejemplo, Ekingune. También hay ayudas. No son para siempre, pero para empezar ya es algo. ¿No te ha ido bien? Bueno, pues déjalo, pero yo creo que hay que intentarlo. Yo daría esa recomendación.

7- ¿Conocías la incubadora desde antes?

La conocí por casualidad. Creo que vi un post en Facebook. Había estado en la incubadora de abajo (Eibargunea). También he trabajado desde casa, pero ya me quedaba pequeña. Necesitaba mi sitio. Entonces, en diciembre, hablé con Debegesa para explicarle mis necesidades. Las instalaciones de aquí son muy buenas; hay una sala de reuniones, estás en Debegesa, estás visible para las empresas y eso es una ventaja. Al principio, mi intención era ir abajo, pero me enseñaron este sitio, en concreto mi despacho de ahora y me gustó mucho. Estoy a cinco minutos de casa en coche. Además, el centro de Eibar no me gustaba. Si tiene que venir algún cliente, ¿dónde va a aparcar? Lo mejor era un polígono rodeado de empresas y teniendo justo aquí a Debegesa… Al principio pensé que este lugar iba a estar dirigido a otro tipo de negocios, en concreto a empresas tecnológicas, pero cuando me explicaron que no era así, tiré para adelante.

8- ¿Por qué animarías a alguien a venir a esta incubadora?

Aquí tenemos un ambiente increíble, se hacen contactos, se pueden crear sinergias… Para hacerte una idea, el emprendedor de al lado me ha pasado un cliente. En casa puedes estar bien, pero estás solo. Aquí tienes gente.

9 – ¿Puedes mandar un mensaje de ánimo a alguien que esté dudando en ser emprendedor?

Primero tengo que decirle que haga un plan de viabilidad y decirle que se arriesgue. No tiene nada que perder. En segundo lugar, que se rodee de emprendedores y establezca contactos. Para ello es importante entrar en una asociación o un networking. Los contactos son imprescindibles y si estás atento puedes hacerlos en cualquier sitio: en la cuadrilla, en la familia… No sabes dónde ni cuándo puedes encontrar un cliente y sin ellos no harás nada. En tercer lugar, también le recomendaría que acudiera donde un autónomo para conocer su experiencia y escuchar su testimonio. Creo que es importante conocer lo que les ha pasado a los demás, pero no sólo cosas buenas, sino también las no tan buenas. Eso es útil para saber qué tienes que hacer y qué no.

Ser emprendedor es una experiencia bonita y dura, pero yo creo que merece la pena. Cuando me puse de autónoma tenía 33 años, pero un poco antes, con 30, ni me lo planteaba. La decisión no fue fácil, pero ahora me he comido mis palabras. La cosa es intentarlo. Arrepiéntete de lo que has hecho y no de lo que no has hecho. Ante la duda, hazlo. Si no te sale bien, al menos lo has intentado y sabes por dónde tienes que tirar y por dónde no. Además, sacarás algún beneficio, como conocer empresas. Siempre tienes algo que ganar, aunque como autónomo no tengas una buena experiencia.